Ruta del Cares, Garganta Divina en Picos de Europa. La ruta, conocida como la "Garganta Divina", está tallada literalmente en la roca de la montaña. Es un recorrido fascinante de más de 11 kilómetros de distancia entre el pueblo de Caín, en León y Poncebos, en Asturias.
Desde la vertiente leonesa la ruta del Cares se inicia viajando hasta el Valle de Valdeón y bajar hasta la pequeña y tradicional aldea de Caín, donde se puede ver y comprender porqué Picos de Europa es un lugar prodigioso: agua, verde y montañas crean paisajes naturales imborrables. El Valle está compuesto por 8 pueblos: Posada, Santa Marina, Caldevilla, Soto, Prada, Los Llanos, Cordiñanes y Caín.
Después de cruzar el río por un puente moderno, un marcado camino se dirige, siempre paralelo a la corriente fluvial, a la búsqueda del estrecho desfiladero. Antes de introducirse plenamente en la garganta hay que atravesar algunos bosques mixtos de robles, tilos y avellanos. En este tupido arbolado encuentran refugio, además de corzos, gamos y jabalíes, un nutrido grupo de pequeños mamíferos: tejón, marta, armiño, comadreja y erizo.
Una serie de túneles, algunos con cerca de 200 metros –construidos, al igual que todo el camino que discurre paralelo al Cares, para captar sus aguas y convertirlas en energía eléctrica en la central de Puente Poncebos– permiten proseguir la marcha.
Muy pronto el camino se interna en el sector más angosto y espectacular de la garganta. Pasadizos tallados en la roca y varios puentes colocados del precipicio facilitan la progresión del recorrido. Aquí se puede observar, con un poco de atención, la avifauna típica de la alta montaña cantábrica. El águila real planea majestuosa entre los elevados riscos, acompañada por buitres leonados, alimoche, búho real, halcón peregrino, chovas, acentor, el curioso treparriscos y el gorrión alpino.
Los altos paredones rocosos del Murallón de Amuesa, un impresionante cortado que se eleva más de mil metros sobre el nivel del río, flanquean la marcha de los andarines. Posteriormente, hay que atravesar una zona de matorral compuesto por helechos y genistas, entre las que crecen aislados algunos tilos, fresnos, robles, nogales, alisos, serbales, y sobre todo avellanos. La vegetación está condicionada por la altitud y por el carácter accidentado y rocoso que impide el desarrollo de bosques con cierta entidad. A este quebrado paisaje se han adaptado, siendo muy abundantes y fáciles de ver, los rebecos cantábricos.
Tras una cómoda marcha se llega a Puente Poncebos, ya en la vertiente asturiana, lugar desde donde se debe emprender el regreso de nuevo a Caín. Puente Poncebos se encuentra muy cerca de Arenas de Cabrales, a tan solo 15 km de Onís.
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